lunes, diciembre 04, 2006

Dunas

Todos esos sueños, sospechas, dudas, caprichos.. las dunas del pensamiento, cambiantes a merced de la suerte del viento.

Tengo que darles forma, modelar como el escultor sobre la roca virgen, o sobre la volubilidad y la inconstan
cia de las mareas de arena.

¿Soy un escultor de arena en dunas?.
¿El dique que contiene las corrientes peligrosas en la costa?. Porque el pensamiento, como es libre, igual que la marea enamorada de la tierra, también puede ser peligroso.

¿Es esto, las sensaciones, un final? ¿un principio?

Sólo necesito saber la tendencia, sólo una aproximación. Eso ayudaría a facilitar las decisiones.
(27-1)

¿Hacia dónde apunta el destello de la huída? ¿Por qué siempre escapar?
Queremos encontrar las palabras que dice A. Pärt en Fur Alina, saber decir la calma y la vuelta a lo fundamental. Para que el soplo de viento sea más brisa que vendaval, para que no destrozen el azar y las cadenas las figuras que habíamos creído moldear, ni lo que había detrás, dentro, de esas estatuas. Ahora en mi jardín se levantan muchas formas de ceniza, vulnerables al peso de mis propias miradas. Como en un otoño atravesado, tantas hojas de ceniza se dejan caer deshaciéndose antes de poder llegar al suelo. Una tras otra.

(imagen retocada: A.Andrew González)



Caducada

Había una vez una idea que no pudo salir nunca de los límites acuosos de su placenta.
Quería nacer, pero el espacio y el tiempo la confinaban en la burbuja insostenible de lo tan abstracto que no es nada. Ya sin cordón que la ligara afuera de esa burbuja, se aisló en el líquido amniótico y se quiso ahogar con él. Pero tampoco podía hacer eso.
Estaba acostumbrada a respirarlo.
Flotaba inerme como un niño, cansada, obsoleta ya. Flotaba vieja, suspendida, giraba contínuamente en histéricos intentos de darse a luz. Nonata, en espera, en la espera interminable de salir de su celda insoportable.
Tuvo que morir de grande, sin haber sido nunca un reflejo de la luz de afuera. Murió de esperarse, de su propia sensación de no estar ya en el tiempo que tocaba. Había sido un aborto de la consciencia, un imposible más, un objeto muerto desde el principio de su gestación.