La picadura inconsciente

He aquí la mirada oblicua que algunos llevamos en nuestro interior... una avispa del conocimiento, la picadura absurda de la curiosidad que se desvela sólo en nuestro inconsciente, que quiere parecer malvada sólo para protegerse de su propio veneno. Desde dentro, nos abraza con sus patas extendidas en un intento de comprender las falacias del abismo de la comunicación.
Nosotros dejamos que vuele loca por entre los muros de la cabeza, la dejamos explorar e interpretar caminos neuronales imposibles y escuchamos cómo revolotean sus alas aquí y allá, escuchamos las cosquillas de la mente.
- Alli donde los últimos vestigios de la paciencia
se esconden para no haber de ser nunca encontrados
huye del mundano ruido que produce el afuera
la conciencia de ese enajenado.
Trata ella de no ser nunca vista
ni escuchada
porque sus aristas deformadas
cortarían cualquier forma que acercársele intentara...
Y la cortan y destrozan aún así
porque acaba siendo inevitable
que las mentes y los cuerpos inestables
acaben atrayéndose entre sí.
(-El destino le ha querido
a esa mente obtusa
jugar la apuesta que ha perdido
al poner en juego la cordura).
8-7-02
Nosotros dejamos que vuele loca por entre los muros de la cabeza, la dejamos explorar e interpretar caminos neuronales imposibles y escuchamos cómo revolotean sus alas aquí y allá, escuchamos las cosquillas de la mente.
- Alli donde los últimos vestigios de la paciencia
se esconden para no haber de ser nunca encontrados
huye del mundano ruido que produce el afuera
la conciencia de ese enajenado.
Trata ella de no ser nunca vista
ni escuchada
porque sus aristas deformadas
cortarían cualquier forma que acercársele intentara...
Y la cortan y destrozan aún así
porque acaba siendo inevitable
que las mentes y los cuerpos inestables
acaben atrayéndose entre sí.
(-El destino le ha querido
a esa mente obtusa
jugar la apuesta que ha perdido
al poner en juego la cordura).
8-7-02
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