lunes, octubre 09, 2006

Sobre una secuencia de "¿Y tú qué #@ sabes?"


Acabo de ver la película "¿Y tu qué #@sabes"?, recientemente estrenada. Parece que intenta relacionar el mundo de la mecánica cuántica con el de la conciencia.
Pero esto no va a ser una crítica de la película ni de las asociaciones que propone, sino sólo una exposición de ideas que me han venido a la cabeza al ver una parte de la misma.

En la película se hace mención de un fenómeno presuntamente real; quizás habría que contrastarlo con distintas fuentes, pero el caso es que se afirma que los diminutos cristales de las moléculas de agua, al congelarse, se ordenan (o lo que es lo mismo, se organizan alrededor de algún eje de simetría) si se le escriben palabras o frases bonitas y positivas cerca... en cambio, cuando están sometidos, digámoslo así, a un campo de influencia (¿hasta dónde, en la distancia y en el tiempo, se supone que llega ese campo?) negativo, esos cristales aparecen deformes y asimétricos.

Debido a la enorme importancia física y existencial que esto acarrearía si hubiéramos de creerlo, no entiendo cómo no se habla, o se grita, sobre este descubrimiento sin hablar de otra cosa. Las implicaciones filosóficas y físicas de un hecho así no deberían pasar desapercibidas. Es cuanto menos sospechoso que no se hable ni se estudie más a fondo.
He buscado un poco más de información que se puede ver aquí:

http://www.concienciasinfronteras.com/paginas/CONCIENCIA/emoto.html

(he escogido esta página sólo porque tenía una entrevista con el descubridor de este supuesto fenómeno, no conozco el resto de sus contenidos)



Hay un momento en la película que dicen que en vez de escribir palabras, someten al agua al campo de influencia de una bendición budista... esa bendición, supongo, no incluirá ningún tipo de mantra o canto orientado a la meditación, ya que (aquí especulo desde mi casi nula base científica) si el líquido está siendo atravesado constantemente por unas ondas de sonido que siguen un patrón ordenado, con una serie de armónicos, reverberaciones, etc... un cierto reflejo de ese orden podría quedar plasmado en el momento de la cristalización... o no, ¡qué sé yo!... pero en cualquier caso, eso no sería modificar la estructura de las moléculas del agua con el pensamiento, sino con ondas sonoras, que al fin y al cabo, son perturbaciones medibles desde la física.

Me gustaría disponer de un microscopio de campo oscuro en casa para poder comprobar estas afirmaciones. El experimento parece sencillo... escribir algo bonito en una etiqueta, pegarlo a un pote lleno de agua y meterlo al congelador. Mañana veremos si es cierto, jeje…por desgracia, no tengo microscopio.


Si lo fuera, si fuera cierto, podría deducirse así que la geometría tiene una cualidad (e implícitamente una dualidad) moral. Esa podría ser otra de las intuiciones tan acertadas de los antiguos griegos... para muchos de ellos, la belleza se sustentaba en un orden de proporciones, y no es necesario decir que el concepto de belleza estaba relacionado con el de bondad; lo bello era bueno. Y algo era bello cuando obedecía a un patrón estandarizado de las manifestaciones de la realidad; ese patrón, después de todo se puede expresar a partir de la matemática, de la geometría y de la simetría.
Cuando percibimos que algo está ordenado, quizá sólo lo sintamos como tal porque encontramos más simetría entre los objetos de los que estamos siendo conscientes.

Pero, simplificando mucho, la pregunta que me surge es… ¿sería entonces moralmente bueno lo simétrico y malo lo caótico? ¿La maldad sería un síntoma, una consecuencia, de su desorden? ¿O una causa del mismo? ¿Por qué?

Sólo se me ocurre que la simetría permite el orden, y éste a su vez permite la organización y la asociación. Pero convive inevitablemente con lo caótico; quizá al orden sólo le esté permitido reinar en ciertas "capas", o escalas (o dimensiones). Pero el problema es que vivimos en una escala del universo básicamente ordenada; en un par de años sabremos si existe una supersimetría que daría una nueva imagen o concepto de ese orden. Y es un problema porque lo difícil es imaginar cómo puede ser un entorno caótico, cómo se comporta la materia en esas condiciones de inestabilidad. Ahí es donde entra la mecánica cuántica, pero con ella sólo podemos hacer predicciones de probabilidad.

Volviendo al tema principal, las implicaciones de esa teoría del agua son, como mínimo, chocantes. La supuesta incursión de la moralidad en un campo de estudio tan abstracto y matemático como es la simetría se me hace difícil de digerir, entre otras muchas razones porque prácticamente todas las instituciones que hasta ahora han representado a la moral han usado sangre en vez de tinta para escribir su manual de uso.

Por supuesto, sería hermoso encontrar una relación así; quizá hallaríamos entonces el sentido de nuestra vida, que básicamente consistiría en ser buenos y simétricos y propagar la simetría y el orden por doquier. De hecho, eso es algo que inconscientemente, a través del arte, hemos ido haciendo a lo largo de nuestra historia. Pero no hemos de olvidar que el orden no existiría sin su antítesis (como nada que podamos concebir lo haría), y quizá eso implique que el desorden es también necesario para el continuo devenir. Desde este grado de necesidad (y sólo desde aquí), sería absurdo enjuiciar moralmente las palabras o las acciones "malas", ya que tendrían la misma función y objetivo que las buenas; desde ese punto de vista también sería absurda mi propia pregunta. Por eso no la abordo desde ahí, sino desde una curiosidad localizada, concreta y humana acerca del origen del bien y, sobre todo, del mal.
Pero es inevitable que, a partir de las comparaciones que he leído, tenga algunas dudas. Comparaciones como que al ponerle música clásica al agua ésta cristaliza simétricamente y al ponerle heavy metal no. Pues… no sé, quizá ahí sí que influya algo el hecho de que la reverberación de las ondas de una sinfonía clásica siempre va a ser más consonante, regular y ordenada que la de cualquier grupo heavy, que distorsiona las guitarras, no para de darle al bombo y gritan como posesos.. jeje..
Pero de ahí (que según mi opinión, no dejaría de ser un proceso físico) a decir que la música clásica es más buena (en el sentido amplio), hay un paso tendencioso y peligroso.

Así que no tengo respuesta a esta pregunta de si la simetría contiene un implícito moral, como supongo nadie la tiene, ya que escapa a los límites de lo demostrable. Me conformo con formularla, que por ahora ya es bastante.
Habrá que estar atentos e informarse mejor sobre estos experimentos en el futuro para poder interpretarlos correctamente y no caer en el discurso tendencioso ni precipitado.